Conchín, la voz de las mujeres pintoras: Más de 20 años de dedicación y perserverancia
Conchín es una profesional que ha dejado muestra de su buen hacer en el mundo de la pintura a lo largo de más de 20 años de dedicación y pasión por su trabajo. Desde sus inicios, Conchín se ha ganado a pulso el respeto y la aceptación de sus compañeros de profesión en un sector tradicionalmente de hombres. Algo que no le ha impedido convertirse en una fuente de inspiración para cualquier mujer que, como ella, quiera dedicarse al sector de la pintura.
Durante estos años, Conchín ha demostrado que el talento y la determinación no tienen género. Su trayectoria como pintora es todo un ejemplo. Por eso, en el Día Internacional de la Mujer, queremos poner en valor su historia conociéndola un poco más.
Antes de empezar, cuéntanos: ¿Quién es Conchín y a qué te dedicas?
Me llamo Conchín y me dedico al mundo de la pintura y decoración. Empecé en este mundo de la pintura porque mi marido era pintor e iba a veces a ayudarle cuando tenía fiesta, pero como aficionada. Al final me agradó más el mundo este de la pintura y dejé mi antiguo empleo, que era en el pulimento, y me puse de pintura. De esto hace veintidós años o así, aproximadamente.
Aunque cada vez es más habitual, hace más de veinte años no era nada común ver a una mujer pintora. ¿Cómo fueron los inicios?
En los comienzos, como ya te comentaba, empecé pintando con mi marido. Él me enseñó su técnica y su forma de trabajo.
Al principio la gente, cuando acudía a las faenas, se extrañaba mucho al ver a una mujer pintora porque, claro, siempre ha sido un sector mucho más de hombres. Había gente que se extrañaba mucho. Ibas al bar a almorzar y la gente se quedaba muy paradita, pero luego, cuando ya te veían en faena trabajando, que aplicabas y trabajabas con gusto, cada vez se me fue aceptando más en este mundillo.
Pero al principio, hace 20 años, no era nada habitual. Cuando fíjate que antiguamente las que blanqueaban en las casas eran las mujeres… Pero al principio a la gente le chocaba mucho el ver a una mujer pintora. Hoy en día ya no, al revés. Es más, yo creo que a muchas señoras mayores les agrada más que vaya una mujer pintora porque somos muy detallistas y aseadas. Eso lo valoran mucho, a parte de que trabajes con buenos materiales, claro.
¿Te costó ganarte la aceptación entre los compañeros de profesión?
Sí. En un principio a muchos oficiales no acababa de cuadrarles que una mujer pudiera estar por encima, un escaloncito más que ellos y, al principio, era chocante.
Ahora, hoy en día, la verdad es que con la gente que me relaciono en el trabajo y todo eso muy bien. Pero al principio sí que es cierto que había muchos a los que les costaba recibir órdenes de una chica por el simple hecho de ser mujer. Hoy en día la verdad es que se ha normalizado bastante más.
¿Cuáles fueron los principales desafíos a los que te enfrentaste en los inicios?
El principal reto era más el de la actitud de la gente, que llegabas al trabajo y que, por ser chica, en vez de ir a pintar o aplicar una decoración, pensaban que ibas a limpiar. Eso al principio molestaba bastante porque, claro, tú ibas a realizar tu trabajo y, como eres chica, parece que te encasillen para limpiar y todo eso.
Pero luego bien. Una vez te pones a trabajar y te ven cómo funcionas, pues ya todo va sobre ruedas. La verdad es que no veo ninguna dificultad a la hora realizar este trabajo. Todo con ganas y con interés se hace igual, seas hombre o seas mujer, la verdad.
¿Crees que a lo largo de tu trayectoria has tenido que demostrar más que un hombre?
Sí, en ocasiones sí, porque parece que por ser mujer no estás capacitada para hacer ciertas cosas o levantar cierto peso como un saco de masilla o un cubo. Al final todo es ponerse.
Yo he estado en faenas en las que me han visto pintar al lado de otro compañero y han dicho: «Si es que arrea más la mujer que el hombre con el rodillo«. Es todo las ganas y el interés que se ponga, más que el género, seas mujer o seas hombre. Yo como interés pongo mucho, se me ha dado bien, sin problemas la verdad.
¿Qué consejo le darías a mujeres jóvenes que quieren seguir tus pasos y ser pintoras?
Les diría que es una profesión que es muy gratificante y que, con ganas, pueden hacer el mismo desempeño que cualquier hombre. Que se animen. Que al final el mundo tiene que ser de las mujeres también y que no piensen que no están capacitadas para hacer este trabajo como otra persona cualquiera.
Desde que empezaste hasta ahora han pasado más de 20 años, ¿Cómo has visto la evolución de la mujer dentro del sector?
Al principio, hace veinititantos años, yo no conocía ninguna mujer pintora. La gente se extrañaba. Ahora sí me he cruzado con más mujeres del oficio e incluso en otros oficios, no solo en la pintura.
Aun así sigue siendo un sector más de hombres, pero cada vez la verdad es que se van animando más mujeres a realizar este trabajo.
Para acabar, ¿qué te motivó a utilizar Isaval en tus proyectos?
Es una marca que lleva gastando mucho tiempo mi marido y, aunque hubo temporadas que gastamos otros materiales, al final es el que hace muchísimos años que se acopla a nuestra forma de trabajo. Es un material que me inspira confianza y, cualquier duda o pregunta que tengo, el servicio de tienda me lo soluciona.
Me es muy cómodo trabajar con Isaval, más que con otros materiales desconocidos. Y como pienso que una de las cosas más importantes a la hora de trabajar es la confianza, el no engañar y poner materiales de calidad, pues desde hace años somos fieles a esta marca. Nos funciona bien y cuando algo funciona bien, ¿para qué cambiar?