Entrevistamos a… Luc Catroux

Area Export Manager en Isaval

Luc nos abre las puertas de su despacho mientras organiza su próximo viaje a África. De origen francés pero con el convencimiento de que tenía que haber nacido en España, el compañerismo es una de las cualidades más destacadas de nuestro entrevistado. Luc puede haber dado, aunque no en 80 días, la vuelta al mundo con los casi 80 países diferentes que ha visitado en su trayectoria profesional.

Tras más de 6 años en Isaval y miles de experiencias por medio planeta a sus espaldas, hoy queremos conocer la historia de Luc Catroux.

Luc Catroux Isaval

 

 

Buenos días, Luc. Para arrancar con la entrevista solemos hablar un poco sobre la persona entrevistada, así que cuéntanos un poco sobre ti para quien no te conozca: ¿Quién es Luc? ¿Cuál es su papel en Isaval?

Tengo 50 años. Soy francés de origen aunque sigo teniendo la nacionalidad francesa. Estudié comercio internacional en Francia hasta los 22 años. Tengo dos hijos uno que acaba de cumplir 18, así que ya hay otro hombre supuestamente en mi casa, otro de 15 y medio y llevo ya 28 años en España.

Lo que hago: intentar desarrollar mercados en el extranjero, gestionar un equipo de 6-7 personas en colaboración José Carlos, Director Internacional. Una vez desarrollados esos mercados pues luego hay que hacer un seguimiento, fidelizar clientes para hacerlos crecer con Isaval e Isaval crecer con ellos. Luego, pues bueno, siempre estar en búsqueda activa de nuevas oportunidades de negocio. En Isaval llevo 6 años y medio.

 

Dentro de tu dilatada experiencia, de la que luego te preguntaremos, has pasado por diferentes experiencias profesionales, pero, ¿cómo conociste Isaval?

Fue un poquito de casualidad. Rafa Vallejo es vecino mío, por lo menos durante una época del año. En mi antigua actividad, que era el amueblamiento de oficinas, hice el amueblamiento de una fábrica de pinturas en Libia, en la sede de esa empresa.

Entonces puse en contacto a esta empresa con Isaval y, a raíz de ahí, empezamos a hablar. Había una necesidad en Isaval y yo también estaba en un momento de plantearme cambios en mi vida profesional. Así que, después de un tiempo de negociaciones y conversaciones, al final di el paso de entrar en Isaval.

 

Ya hemos visto que estás muy integrado en la cultura valenciana, ¿cómo acaba un francés viviendo en Valencia?

Con 14 años me vine a España de vacaciones por primera vez, a Valencia concretamente, y ahí tuve un presentimiento. La cigüeña me imagino que siempre hace bien su trabajo, pero en mi caso hubo una confusión porque sentí que estaba predestinado a vivir en España y, sobre todo, en Valencia, que es una tierra súper acogedora, que tiene un clima que es espectacular, un modo de vida, tanto con el almuerzo con otras costumbres, que encaja totalmente con mi filosofía de vida, y así fue.

 

Sabemos que cuentas con una gran experiencia en el área de ventas y exportación, ¿cómo empiezas en el sector?

Pues aquí también otra vez voy a decir un poco de las casualidades, que a veces las buscas. Yo, cuando terminé mis estudios, empecé a mandar currículums a través de lo que los jóvenes no habéis conocido, que eran las Euro Páginas Amarillas y tal. Empecé a mandar, a mandar, a mandar y, mientras tanto, me fui a hacer el servicio militar.

Durante el servicio militar, ANIEME, que es la Asociación Nacional de Fabricantes y Exportadores del Mueble de España, se puso en contacto conmigo, porque había una empresa interesada en mi currículum: mi poca experiencia, pero mi formación y mi perfil. Entonces, cuando terminé el servicio militar, trabajé tres meses en Francia para ganarme cuatro pesetas, porque en aquella época eran la peseta todavía, y me vine para España. Enseguida me fui a hacer la entrevista de trabajo en un pueblecito que se llama Yecla, provincia de Murcia, y allí es donde empecé mi carrera profesional. Tuve la gran suerte, a partir del 95 ,de empezar a viajar por medio mundo. Y así fue.

 

¿Cómo detectas que un mercado es una oportunidad de exportación?

Eso se basa muchas veces en escuchar lo que está pasando en el mundo. Leer todo tipo de prensa, dónde hay países que están creciendo, dónde hay países donde, desgraciadamente, puede haber momentos complicados, porque después de esos momentos complicados van a venir momentos de reconstrucción en todos los aspectos de un país y eso pues puede ser una de las primeras oportunidades o de las primeras fuentes… Y luego muchas veces por contactos, hablando con compañeros, con contactos de gente que has conocido a lo largo de esos casi 30 años ya viajando.

También nos  apoyamos mucho en organismos oficiales como las Cámaras de Comercio, el ICEX, IVACE, asociaciones de fabricantes a las que pertenecemos… Quiero aprovechar para darles las gracias a todos ellos porque hacen una labor fantástica para la promoción de la marca España por todo el mundo. En definitiva, vas buscando de distintas fuentes.

 

Desde el área internacional, ¿cuáles son los principales retos a los que os enfrentáis?

Pues ahora mismo tenemos una estructura en la que somos, aquí en Fábrica, 5 personas. Luego tenemos las distintas delegaciones en Sudamérica de las que se encarga José Carlos. Yo me encargo más del resto del mundo.

Entonces intentas aprovechar al máximo los recursos que tienes para generar nuevos negocios, igual que hicimos en Portugal cuando hace 3 años empezamos a montar la delegación comercial con un solo comercial y hoy en día tenemos una tienda con dos empleados más, y estamos intentando crecer y ampliar todo el equipo.

Al final se trata de consolidarte y, lo que ganas consolidándote, reinvertir ese dinero en capital humano para seguir creciendo.

 

Y ahora vamos con un dato curioso. Desde que estás en Isaval, ¿cuántos países puedes haber visitado?

Desde que estoy en Isaval he visitado más de 20 países. No en todos hacemos negocio, pero entre África Occidental, Medio Oriente, Asia, Europa y países de la zona de los Balcanes, más de 20 países seguros.

El otro día, por casualidad, con mi hijo cogimos el mapamundi y empezamos a decir: «Ahí he estado, ahí he estado…». Desde hace 28 años he estado en más de 78 países. Entonces bueno, ha habido muchos. El que más me ha sorprendido, por nombrar uno que a lo mejor no es donde más hacemos negocio pero que es muy curioso, es Uzbekistán. De hecho, cuando salió la oportunidad a través de un contacto común mío y de Isaval, tuve que coger el mapa porque decía: «Uzbekistán me suena pero no sé dónde está». No sabía nada sobre la historia de ese país y la verdad es que es un país con una cultura súper rica. Es un país que promete mucho y cuando viaje allí, en el 2020, después de la primera etapa de cierre de Covid, fue impresionante. Me quedé asombrado de lo distinto y lo desarrollado que podía ser ese país.

Luego por supuesto, no voy a nombrar a ninguno, pero todos los de África occidental: los del Norte, de los que estoy enamorado y de los que me he especializado bastante. Ese continente cada día es una aventura, no sabes lo que te va a pasar, es lo bonito de esa zona del mundo.

 

En el plano internacional, ¿cómo ves a Isaval en 5 años?

Pues espero que, de aquí a 5 años, podamos contar ya con un par de unidades productivas en África. Me gustaría, eso va a ser antes de los 5 años,  también tener una delegación logística grande en Portugal, con un equipo de aquí a 5 años de 8-10 personas.

También en África Occidental espero que podamos tener una delegación comercial y logística, para poder abastecer un poquito mejor ese mundo y, sobre todo, en mi caso no pegarse tantas palizas de viajes a esa zona. En lo referente a Francia espero poder seguir creciendo y reforzar nuestra presencia en el mercado francés.

 

¿Cómo dírias que es un día estándar en tu trabajo?

Creo que en mi vida profesional un día estándar no existe. No los hay. Es lo bonito que tiene este trabajo, que no hay una rutina como tal. Por supuesto, empiezas a trabajar a las 7:30-8 y sales de trabajar a las 17-17:30 h. pero luego te planteas toda una serie de tareas, intentas organizarte el día y, si no es un africano, es un asiático, si no es un asiático es un europeo… Tienen un problema y hay que cambiar todos los planes de ese día para solucionar ese problema o encontrar la solución que necesitas encontrar en ese momento. Por eso, no hay realmente un día estándar.

Luego sí están los días de viaje, que también son palizas, que dices bueno hoy me tocan 14 horas de viaje, con 6 en el aeropuerto. Al final es intentar estar al servicio tanto de los compañeros, como de los clientes para que esto vaya para adelante. Al final de lo que se trata es de que sigamos un pasito más cada día y ese sería el estándar de mi día a día: un pasito más.

 

¿Qué es lo que más valoras de Isaval y lo que más te gusta de tu trabajo?

Lo que más valoro en Isaval es el valor humano que tenemos y que nos transmiten desde la dirección, los primeros, hasta los demás compañeros. Porque aquí puedes llamar al que sea preguntando por una duda, por un problema: «¿Y tú qué harías? ¿Qué solución has encontrado a ese problema cuando te has enfrentado a él?» Y siempre están a tu disposición. Siempre están para ayudarte.

A pesar de ser 400 empleados, o un poquito más porque yo ya he perdido la cuenta, seguimos siendo una gran familia y eso es admirable. De hecho, los clientes cuando vienen de fuera es una de las cosas que notan enseguida y que nos dicen. Dicen: «¿Cómo puede ser que consigáis ese nivel de humanidad?».

Y, luego, lo que más me gusta es lo que hemos mencionado anteriormente: lo imprevisible que es este trabajo. Hace tres días no me iba a ir de viaje a África en abril. El viernes me llamaron porque hay una historia que hay que ir a ver en una obra y estoy organizando para ir el domingo que viene y volver el martes, es decir, no sabes nunca lo que te espera.

La flexibilidad que tienes que tener para este trabajo es lo que te permite enfrenarte a todo en el día a día, a todo tipo de situaciones variopintas. Y luego lo bonito de este trabajo, quizás lo más bonito, es toda la gente que has tenido la oportunidad de conocer.

 

Has vivido muchas experiencias desde que estás en Isaval, ¿puedes contarnos alguna anécdota divertida que te haya pasado en la compañía?

Anécdota divertida… Pues os diría que hay una por partida doble, porque me pasó la misma pero en dos países distintos y en dos épocas distintas de mi vida. En el 99 en Rusia y el año pasado en el 22 en Argelia.

Por circunstancias desgraciadas o por exceso de confianza de uno mismo por mucho que viaje, pues me encontré sin pasaporte, sin cartera, sin tarjetas de crédito, sin absolutamente ninguna acreditación que dijera que soy Luc Catroux y que me llamo así. Entonces, en estos momentos, te encuentras en un gran momento de soledad. Estás muy perdido, pero bueno, tienes la suerte de tener gente local, que te apoya en muchas cosas, que te soluciona muchas cosas.

Sobre todo en la del año pasado, quiero agradecer a todos mis compañeros, que me estuvieron apoyando, pero en especial a los de Marketing, porque me encontré un poquito en la misma situación que el de la película de La Terminal. No sé si os suena, me imagino que muchos de vosotros la habéis visto. Ese hombre que se encuentra bloqueado sin poder salir del país, sin poder salir del aeropuerto y sin poder volar ni nada. Pues yo me encontré en la misma situación, la mismísima. Mis compañeros y compañeras de Marketing me hicieron el cartel de la segunda parte de la película y, la verdad que cuando recibes esto, que lo único que podía era mirar el teléfono, dices esto no es el fin del mundo y venga vamos a buscar ahora lo positivo de esto y buscar la solución. Al final es lo que hicimos y eso fue una de las anécdotas más curiosas.

 

¿Qué es para ti Isaval?

Es un conjunto de individuos que ha formado una gran familia, como ya he dicho antes, con grandes valores, humanidad, ética, respeto de los demás, sentido del esfuerzo para el bien común de todos…

Eso intentamos, por supuesto, cada uno dentro de nuestro departamento. Miramos por nosotros, pero siempre miramos también por encima de nuestro grupito, de decir: «oye yo tengo que ir con los demás departamentos también». Es algo que no siempre es fácil y que hay que pelear. Pero, vamos, el bien de todos es lo más importante.

 

Y ya, para terminar, ¿qué consejo darías a alguien nuevo en Isaval?

Que venga con mucho ilusión, que transmita esa ilusión y ganas. Si es una persona joven tendrá menos experiencia, pero tendrá nuevas ideas para compartir. Si es una persona con experiencia que comparta sus experiencias, frescura e ideas para que todos podamos seguir creciendo, tanto a nivel personal como a nivel profesional, porque al final aprendemos de todos.

Y luego no ponerse límites nunca, nunca, nunca. El «no puedo» o «no sé» no debe de existir. El «no sé» pues aprendemos, «no puedo» pues vamos a ver cómo se puede o por qué caminos se puede. Ser flexible, mente abierta, yo siempre lo digo: 360º grados mínimo. Hay que estar siempre dándole vueltas a todo. A parte de eso, saber ser oportunista. Si hay una cosa que nos brinda Isaval son muchas oportunidades de desarrollo a nivel personal y a nivel profesional. Aquí hay mucha gente y seguro que, a los que ya habéis entrevistado y los que vais a entrevistar, han empezado en un departamento y luego se han encontrado en otro. ¿Por qué? Porque tenían unas aptitudes, la empresa tenía una necesidad y una oportunidad y la persona la ha cogido y ya está. Aquí sabes donde empiezas, no sabemos donde vamos a terminar y haciendo el qué. Entonces hay muchas oportunidades.