Entrevistamos a… María López
Jefa de tienda en AldaiaMaría es el ejemplo perfecto de trabajo, implicación y crecimiento en Isaval. Al entrar en la tienda de Aldaia, su sonrisa ya delata cierto nerviosismo ante nuestra entrevista. Mientras montamos el equipo de rodaje, no paran de entrar clientes en el número 46 de la carretera de Xirivella-Aldaia. Solo hace falta un momento para observar cómo, María y su equipo, manejan a la perfección el arte de entender y asesorar de manera exclusiva a cada cliente. También de hacer gala de esa cercanía, confianza y excelencia que distingue a Isaval.
Con 16 años en la compañía a sus espaldas, María ha vivido en primera persona la evolución más reciente de Isaval. Como ella misma reconoce “no tengo miedo a los cambios”, así que le hemos tomado la palabra y, por unos minutos, ha cambiado la atención al público por la cámara.
Buenos días. Para empezar, cuéntanos un poco sobre ti: ¿Quién es María? ¿Cómo llegas a Isaval?
Soy María. Llevo 16 años en Isaval y soy jefa de tienda en la tienda de Aldaia.
Yo empecé contratada por otra empresa y vine para hacer inventario. Un día estábamos en la tienda de Alzira con el inventario e hicimos una parada para comer. Ahí estaban Salvador, Rubén, Paco Vallejo… En la comida estaba muy a gusto, la verdad y me empezaron a preguntar bastantes cosas. Contesté a todo lo que me preguntaron… Y realmente me estaban haciendo una entrevista de trabajo, pero yo no lo sabía.
Dejé el currículum antes de terminar y me llamaron para trabajar en la tienda de Aldaia. Todavía esta tienda no estaba abierta. Empecé antes de que se abriese. Estuve en Paterna y en otras tiendas formándome. Y, antes de la apertura de esta tienda, se tuvieron que montar muchas cosas. Estuve en el almacén e hice de todo: estanterías, material…
Los inicios fueron así. No me esperaba entrar aquí y estar tantos años. Yo era muy joven, tenía 20 años, entonces no me dedicaba a la pintura, empecé de 0 en este tema.
Ahora eres jefa de una de las tiendas más grandes de Isaval, pero el camino ha sido largo. ¿Cómo ha sido este recorrido?
En la tienda donde más tiempo estuve fue en Aldaia. Después pasé a Paterna, de Paterna a Mislata y de Mislata pasé a Aldaia. Esos son mis inicios.
Al final, yo empecé de segunda en tienda aquí en Aldaia. Pasé de jefa de tienda a la de Paterna, una tienda más pequeñita, donde estaba sola. De ahí pasé a Mislata, que es una tienda un poco más grande, de más movimiento y, bueno, cuando mi compañero Ángel se jubiló y me mandaron a esta tienda. A mí nunca me han dado miedo los cambios con lo cual para mí ha sido bonito.
Cuéntanos, desde tu punto de vista la evolución de Isaval. ¿Cómo ha cambiado la compañía en estos 16 años?
Desde que entré hasta ahora… Imagínate. Entré sin saber absolutamente nada. De aquella época a ahora han pasado muchos años. Ahora todo lo tienes en internet, lo tenemos nosotros en el programa, entonces tienes la información a mano. En los inicios no era igual. La empresa ha crecido mucho e internet no era como es ahora.
En aquel momento la información la tenías en un libro, un catálogo pequeñito y llamando por teléfono. El cambio ha sido brutal. Ahora lo veo todo más fácil la verdad (ríe). Sí que es cierto que ahora tenemos más productos. Igual antes teníamos muchas marcas, no solo teníamos nuestra marca, y trabajábamos con más fabricantes de pinturas. Eso, ahora, sí facilita el trabajo porque tenemos solo nuestra marca y no tienes que ofrecer la tuya y la de dos o tres más. En todas estas cosas es en las que yo he visto un cambio grande.
Sabemos que el trabajo en tienda es muy diverso, pero, ¿cómo sería un día de trabajo normal en tu vida?
Pues depende de la época del año (ríe). A ver, en este trabajo se está bien. Es un trabajo muy variable. No es como, a lo mejor, una zona como producción que haces algo muy constante.
Desde lo que ya se sabe que es atender al público, que creo que a los que trabajamos cara al público, el estar en contacto con la gente, es una cosa que nos gusta mucho, hasta el tema de las ventas a los clientes. El intentar que el cliente se vaya siempre comprándote algo o intentar que te compre más de lo que ya te compra. También reponer, inventarios… Hay muchas cosas. Lo que más me gusta es atender a la gente.
A mí el trabajo me gusta, este trabajo es bonito. Yo en eso no me puedo quejar. Depende de la época del año. Hay épocas del año que la verdad que, en esta tienda, tenemos muchísima faena y yo disfruto (ríe).
¿Qué época del año es la de más trabajo?
Los meses de calor. A partir de Pascua hasta septiembre son meses muy fuertes aquí en Aldaia. Bueno, en el resto de las tiendas entiendo que será similar, dependiendo de la localización de la tienda..
Ya que hablamos de trabajar en tienda, ¿cómo es trabajar de cara al público?
Es muy bonito porque conoces a muchos tipos de personas diferentes y aprendes mucho de la gente. Llegas a hacer amistades incluso con la gente, porque al final tenemos muchos clientes habituales y, si te gusta el trato con la gente, te enseñan muchas cosas.
A parte de lo que nosotros ya sabemos aquí, de nuestros compañeros que nos transmiten información de productos, hay cosas técnicas que los clientes te llegan a enseñar también.
¿Y qué es lo que más destacan los clientes de Isaval?
Yo creo que un fuerte que tenemos es un contacto con los clientes muy directo. A la hora de gestionar problemas, por ejemplo, no es como empresas de otro tipo que tienen en la estantería el bote para que vayan a cogerlo con el precio, sino que aquí saben lo que están comprando y les estás aconsejando para que se lleven lo mejor para la aplicación que quieren hacer. Eso es algo para resaltar de la venta cara al público.
Respecto a ti, ¿qué es lo que más valoras de Isaval?
Pues ahora mismo, los compañeros, por ejemplo. También la empresa, que a mí siempre me ha apoyado cuando he tenido cosas personales, así que eso sería lo que más valoro. Que estoy muy a gusto donde estoy. He crecido aquí, entonces Isaval es una parte de mí ya.
Cambiando un poco de temática, cuéntanos alguna anécdota que hayas vivido en tienda.
Es que así de repente me preguntas… Me han pasado muchas cosas. Por ejemplo, de inundaciones te puedo contar una de salir un sábado de mi casa, esa noche haber diluviado, ir a la tienda de Paterna y encontrarme por la carretera coches en un lateral volcados, la rotonda llena de basura… Vamos, tremendo. Estar la calle llena de barro, llegar a la tienda y decir: “Por favor que no haya entrado agua”. Y estar la tienda a la altura de la cintura de agua. Toda la tienda llena.
Vinieron compañeros y estuvimos sábado y domingo allí. Hasta esas cosas se hacen amenas porque acudió mucha gente. Al final te llevas bien con la gente y tener que hacer algo así… Pues aun así estás a gusto.
Y anécdotas con clientes que me vengan a la cabeza… Por ejemplo, estar sacando agua, asomarse un cliente y decirme: “Perdona, ¿me puedes vender un antigoteras?”. Y fue en plan: “Hombre, claro, yo te lo vendo, pero lo que pasa es que cuando llueve no puedes usar el antigoteras”. Es un poco una anécdota en plan curiosa. De decir: “te la vendo, pero por favor no la apliques ahora que te vas a quedar sin ella”.
Ya para terminar, ¿qué consejo le darías a alguien que acaba de empezar en Isaval?
Pues que los principios cuestan, sobre todo, si empiezas sin saber nada de este sector, pero que el esfuerzo vale la pena y que es bonito aprender día a día. Que nunca pare de esforzarse y que no porque lleve un año piense que tiene el trabajo seguro porque los trabajos hay que valorarlos. Si algo te gusta esfuérzate por ello.