¿Cómo evitar y reducir problemas en la reparación y pintado de fachadas?
Las temporadas de lluvias intensas, como las vividas este invierno, pueden afectar a las fachadas recién pintadas. El departamento técnico de Pinturas Isaval, ha elaborado un protocolo para la reparación y pintado de fachadas y paramentos exteriores. El protocolo explica el porqué de estas anomalías y las posibles formas de evitar o reducir las mismas en el futuro.
PROTOCOLO PARA LA REPARACIÓN Y PINTADO DE FACHADAS
¿Por qué se producen manchas blancas en las pinturas de exterior?
Inicialmente diferenciaremos entre dos tipos de manchas blancas producidas por dos procesos distintos: decoloración de la pintura y aparición de salitre.
Para diferenciar una mancha u otra, debemos frotar la mancha con la mano seca, y, si en los dedos aparece polvo blanco, estamos hablando de la existencia de salitre en la superficie. Si la mano aparece limpia se tratará de una decoloración de la pintura a causa del pH del mortero.
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Manchas blancas de salitre
El salitre no es más que las sales existentes en el mortero o sustrato, que mediante la absorción de agua se redisuelven migrando durante el secado a la superficie, generando las características manchas pulverulentas y blanquecinas.
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Manchas blancas por decoloración de la pintura
La principal causa de la decoloración de las pinturas es debida al pH del mortero que se emplea. Habitualmente, los morteros para la reparación de las fachadas presentan en su composición cemento portland, que confiere al mortero húmedo un pH muy alcalino (cercano a 14 – límite superior de la escala del pH). Por ello, si el mortero se recubre con pintura mientras aún está húmedo, el pH alcalino del mortero atacará al pigmento y acabará decolorándose.
Otro caso, es cuando se pinta el mortero cuando la superficie está seca, pero no en profundidad. Ante esta situación, la reducción del pH del mortero se produce a lo largo del tiempo. El PH llega a su mínimo valor a los 28 días de aplicación, momento idóneo para el pintado.
No obstante, las premuras existentes en las obras hacen que habitualmente, se pinte entre 24 y 48 horas después de la aplicación del mortero. Esto nos lleva a una situación comprometida, ya que estamos recubriendo un mortero que no está seco en profundidad y no ha efectuado ninguno de sus tres fraguados.
Mientras no haya un aporte externo de agua al mortero a la pintura no le ocurrirá nada. El mortero, gracias a la transpirabilidad del revestimiento, irá perdiendo poco a poco el agua de su interior e irá realizando sus fraguados reduciendo gradualmente su pH. Cuando el mortero se recubre, se alargan ligeramente los tiempos de fraguado, puesto que la pérdida gradual de agua es menor.
El principal problema lo tenemos cuando sobre este mortero existe un aporte externo de agua (rocío, condensaciones, lluvia, …). Por mínimo que sea este aporte, el mortero sufre un proceso de rehidratación, que proporciona un repunte del pH del mortero, que vuelve a los valores iniciales, y acaba atacando al revestimiento produciendo su decoloración.
Prevención y eliminación de manchas blancas en paramentos de exterior.
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Salitre
Las manchas de salitre se pueden solventar mediante el lavado de la superficie con una dilución al 10% de sulfato de zinc o salfumán diluido en agua al 10%, aunque en este último caso, es necesario posteriormente la neutralización de los restos de ácido que quedan en la superficie mediante un lavado con agua, para evitar posibles problemas con la pintura.
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Decoloración de la pintura
Para prevenir o reducir la aparición de este tipo de anomalías se pueden tener en cuenta 4 factores:
- Consultar la meteorología: Es importante estar pendiente de las inclemencias meteorológicas que se vayan a producir durante los 15 días posteriores a la aplicación, intentando evitar la aplicación cuando haya riesgos de lluvia en los días posteriores.
- Dejar el mortero secar y fraguar durante los 28 días de su fraguado: Este sería el caso ideal técnicamente hablando, puesto que tras este periodo de tiempo el pH del mortero se ha reducido a su mínimo y una rehidratación del mismo no afectaría tan drásticamente a la pintura. Aunque este sería el caso ideal, no es el más habitual en obra debido a la celeridad de los procesos constructivos.
- Aplicación de un fijador-sellante: Ya que en obra es complicado esperar 28 días para el secado del producto, sería interesante deja secar el mortero el máximo tiempo posible sin revestir, al menos hasta que haga el primer fraguado que suele ser a los 7 días. Tras estos 7 días, y puesto que no se ha producido el secado y fraguado completo del mortero, se recomienda el empleo de un fijador sellador como FIXENOL PIGMENTADO, este material genera una capa superficial en el soporte que actúa como sellante de la superficie y regulador del pH, minimizando de esta forma el ataque del pH del mortero a la pintura. Otros fijadores podrían ayudar, pero al ser penetrantes dejan más expuesta la pintura a la superficie del mortero y existe la posibilidad de que el mortero acabe decolorando con mayor facilidad la pintura.
- Empleo de masillas o morteros con un pH menor: Puesto que el principal problema de las decoloraciones es el alto pH del mortero, una forma de evitarlo es emplear masillas de exterior que no contengan cemento portland, como es el caso de RHONAPLAST EXTERIORES XF, XHA y, en menor medida, los morteros de reparación estructural Rhona M311 y M322. El ligante hidráulico de estas masillas ofrece unos pH más bajos que no alterarían la pintura posterior siempre y cuando se aplique tras 3-7 días de secado y empleando una imprimación.