La llama de la tradición familiar a través de las Fallas: Una conversación con Manolo Martín
Manolo Martín es uno de los grandes artistas falleros que todavía crean sus proyectos en el seno de la Ciudad Fallera en Valencia. Con una experiencia de décadas diseñando Fallas, es el creador de una de las más emblemáticas de los últimos tiempos: La Meditadora, monumento que no pudo ser plantado y quemado en la Plaza del Ayuntamiento, cuando le correspondía, por culpa de la COVID-19 y al que, posteriormente, se le incorporó una mascarilla convirtiéndose en todo un símbolo de la resistencia valenciana frente a la pandemia.
La historia de Manolo guarda muchas similitudes con Isaval: empresa familiar, fundada en Valencia, que ha pasado de padres a hijos y en la que el color es el protagonista. Por eso, hemos querido conocer un poco más qué hay detrás de un taller y cómo trabajan artesanos como Manolo Martín, que trabajan con Isaval y que tienen la responsabilidad de materializar la máxima expresión de la cultura y tradición valenciana.
Para empezar, aunque en el mundo fallero se te conoce de sobra, cuéntanos un poco sobre ti. ¿Quién es y qué hace Manolo Martín?
Soy Manolo Martín y dirijo este taller, que se llama el Taller de Manolo Martín y que fundó mi padre. Llevo aquí, lo que es fijo y trabajando, desde los 22 años como es costumbre en el tema de las Fallas, sobre todo de maestros o artesanos falleros.
Veníamos ya de pequeños mis hermanos y yo al taller con mi padre en los veranos, cuando descansábamos del colegio y todo eso. Yo soy ingeniero industrial, aunque nunca he ejercido como tal. Cuando acabé la carrera era un momento de crisis y me salían solo trabajos de comercial, que no me gustaban. Como estaba en el taller con mi padre, y conocía el tema, me puse en la oficina técnica del taller porque domino todo lo que es el tema técnico de planos, planimetría, estructuras técnicas…
A lo que era una cosa ocasional, le cogí el gusto y aquí me he quedado. Ahora soy solo ingeniero de título y soy más artista o artesano fallero. Sobre todo, ahora, lo que hago más es dirigir al equipo que tengo, que tengo un magnifico equipo y realizamos todo tipo de trabajos relacionados con las artes plásticas. A parte de lo que son Fallas, hacemos tematización, parques temáticos, publicidad, escenografía…
La historia que nos cuentas guarda cierta similitud con Isaval. Un negocio familiar, en Valencia y que ha pasado de generación.
Sí, así es. En nuestro caso lo fundó mi padre y yo soy la segunda generación.
Aunque ya nos has anticipado un poco que no todo son Fallas en el Taller de Manolo Martín, ¿qué otros tipos de trabajos se realizan?
Fundamentalmente trabajos de escenografía. Ahí entraría tanto cine, televisión, teatro… Lo que más teatro porque es lo que más se hace en este país. Televisión también hemos hecho bastantes decorados. De cine menos, pero últimamente con todo el tema de las series, que esta tan de moda y que además se están haciendo producciones de series bastante ambiciosas en España, también estamos haciendo bastantes decorados para series de televisión.
Durante tu trayectoria has realizado Fallas muy relevantes. De hecho, eres el autor de una de las fallas más emblemáticas de los últimos tiempos: La Meditadora. ¿Qué significó para ti?
Bueno, significó mucho. En principio mucho dolor porque, claro, es la primera vez en la historia que, por motivos ajenos a nosotros, una falla no se puede terminar cuando estaba totalmente terminada en taller. Además, quedaba muy poquito por montar cuando se suspendieron las Fallas allá por el 10 de marzo. Entonces en principio mucho dolor.
Luego sí que es verdad que, una vez pasado todo, la Falla en la situación que vivimos no era lo más importante, sino evidentemente la salud. Había gente muriendo en ese momento y pasándolo muy mal. Y eso se quedó en una anécdota.
Para nuestra sorpresa la Falla se convirtió un poco en un icono, ya no solo a nivel local, sino a nivel internacional, porque fue muy poderosa la imagen de cuando pusimos la mascarilla a La Meditadora. Realmente aquí que hemos hecho muchas fallas, algunas del Ayuntamiento con mi padre y tal, esta se ha convertido en la Falla más vista, más recordada y que más imagen universal ha proyectado de lo que fue la pandemia.
Un maestro fallero de tu trayectoria seguro que nos puede indicar qué ingredientes tiene que tener un buen monumento fallero…
Un ingrediente fundamental tiene que ser el ingenio y gracia que llaman, pero aumentadas las palabras: que tenga critica, que nos cuente algo… Yo no concibo las Fallas solo como un elemento estético y bonito, creo que las Fallas nacen de todo un tema popular de los barrios, de quemar a nuestros demonios, de las criticas… Creo que, por todo eso, no se puede perder. Es un punto de partida fundamental que la Falla arranque de un mensaje.Ya que tienes la oportunidad de plantar algo en la calle, de poner una escultura o monumento, pues debe contar algo, ¿no? Eso es para mí totalmente necesario.
Luego, como punto segundo, ahí ya entramos en los gustos de cada uno. A mí me gustan las Fallas que generan un impacto visual grande y contudente. Es decir, La Meditadora es un ejemplo, Pinocho de Na Jordana de mi padre es otro ejemplo. Hay muchos. Las Fallas que hacía Vicente Luna en el Ayuntamiento, el Concorde, el Pavo Real…
El tipo de Falla que me gusta es que una pieza mande, que sea muy grande y que impacte a la gente. No soy muy partidario, aunque lo respeto, de la moda que se ha impuesta en las Fallas de Especial de que haya múltiples cosas muy bien terminadas y muy bien acabadas, pero que llega un momento que, cuando te retiras de la Falla 15 metros, ves un popurrí de color y no acabas de distinguir una pieza bien de la otra porque están como forzados u obligados a meter mucha cantidad de piezas. Entonces un poco mi prototipo de Falla es una imagen, si no única, por lo menos contundente.
Y ahora hablando más allá del monumento, sino como festividad. ¿Qué valores crees que tienen las Fallas?
Como fiesta creo que no la aprovechamos bien. En Valencia eso es muy típico, ya se sabe aquello del meninfotisme. Que tiene parte de verdad. Pero me parece una fiesta incomparable a nada. Respeto a todas, que hay fiestas maravillosas, conozco algunas muy chulas, pero creo que las Fallas tienen ingredientes tan particulares que las hacen diferentes a todo.
Por ejemplo, el fuego, que creo que no hay ninguna fiesta que lo homenajea. Fuegos artificiales hacen en todo el mundo ya, y en algún sitio queman alguna cosa, pero creo que no hay nada comparable a lo que sentimos los valencianos por el fuego y lo que representa el quemar todos esos demonios cada año. Renovarse, renacer de nuestras cenizas otra vez… Creo que el espíritu de nuestra tierra lo transmite de una manera muy potente.
En tu proceso creativo… ¿Cómo te inspiras para una hacer una Falla? ¿Cómo decides el diseño?
Yo hago, y he hecho, bastantes Fallas con diseñadores ajenos a mí. Me gusta mucho eso porque, al final, uno tiende siempre a repetirse un poco. No obstante, he hecho bastentes Fallas de diseño propio. Entonces, como te decía, a mí no me gusta buscar una pieza que sea más bonita o más fea, o que destaque más, sino que me gusta buscar un tema, generar un guion, una idea y, a partir de la idea, buscar imágenes con las que representar o transmitir esa idea.
Si estamos, por decirte un ejemplo, ahora con la guerra de Ucrania y el mundo está de una manera que no esperábamos estar ahora, pues si quisiera hacer una Falla, primero sería encontrar el tema y luego buscaría qué imágenes podría yo transformar en volumen para que le diera consistencia y potencia a esa idea.
Y cuando te pones manos a la obra… ¿Hay diferencias en el uso del color y en el mimo en las diferentes partes de la Falla?
No, hay algunas diferencias, pero en realidad todas las partes de la Falla se tienen que cuidar con el mismo cariño y con el mismo detalle. Pero, bueno, sí hay ciertas diferencias en cuanto a volúmenes. Cuando se trabaja con un volumen grande, el tipo de pintura y la técnica para pintar se diferencia bastante de cuando se trabaja con una pieza pequeña.
A la hora de escoger los tonos que predominan en tus fallas, ¿cuál es el proceso para elegir los colores? ¿Tienes ya una idea predefinida o vas experimentando?
Sí, me gusta mucho experimentar y luego, según la pieza, quiero decir, no funciono de una manera con un estilo muy determinado a la hora de pintar y tal, sino como te decía primero temática, lñuego la pieza y según la pieza a ver qué pide.
Por ejemplo, he hecho fallas en blanco y negro entre comillas que evidentemente pide una cosa diferente al cromatismo. He hecho piezas más realistas por así decirlo pues pide un tratamiento de pintura diferente a algo más fantasía. Depende un poco. Tocas un tema muy festivo, quizás el tema festivo más recurrente es el carnaval en general, quizás la fiesta más universal, que se celebra en más países y más sitio, pues todos sabemos el colorido, los brillos del carnaval. Va en función del trabajo.
Hablando de colores, ¿qué importancia tiene el color en la falla?
Es fundamental. Hoy en día, en un estudio, cuando hacemos una escenografía de teatro, por decirte algo, la iluminación es tan importante que realmente, por desgracia para nosotros, el color no tiene la importancia o la relevancia que tenía hace 50 años. Hoy sabes que te cambian la misma escena para que parezca totalmente diferente. Eso no ocurre en las Fallas.
En las Fallas la luz principal es la diurna por el día y, cuando vamos a una Falla o una plaza sea del nivel que sea, hay luz blanca, focos y ya está. Quiero decir que el color, pese a ser el proceso final y no el principio, es de los procesos más importantes de la Falla.
Es como el modelo, que sería el principio y es fundamental y el color es el final y es fundamental. Todos los procesos son importantes, porque de ahí depende un acabado, la resistencia de las piezas… Pero, al final, para el mensaje que quieres transmitir el modelo por un lado y el color para finalizar son las dos partes esenciales.
¿Qué productos utilizas de Isaval en las Fallas?
En la Falla, básicamente, el gotelé y también la pintura que nosotros le decimos pétrea pero sé que técnicamente se dice revestimiento, para endurecer piezas y para darle más consistencia, sobre todo, a piezas de gran envergadura. Luego siempre pintamos con acrílicos y plástico en general. Para piezas pequeñas de detalle usamos el gran invento, que ya lleva un tiempo, que es el esmalte acrílico que funciona maravillosamente bien sobre todo para temas de detalle.
Podríamos considerarte un maestro del color, dada tu trayectoria en la creación de monumentos falleros. ¿Por qué recomienda un maestro como tú trabajar con Isaval?
Pues porque hay muchos maestros del color, yo tampoco me considero como tal, pero hay muchos, que utilizamos Isaval por la variedad de producto que tienen, que es muy importante. Luego también la calidad de los productos, que funcionan muy bien, ya no solo en las Fallas, sino también en trabajos de escenografía. Siempre encuentras el producto adecuado.
Por último, aquí tenemos la suerte de contar con la Cooperativa de Artistas Falleros, que tiene una gran relación con Isaval. Siempre que hemos necesitado de apoyo técnico para cualquier tipo de aplicación que se sale de lo habitual y necesitamos recomendación, hemos tenido ese apoyo de los técnicos. Por lo tanto, es un gran fabricante de pinturas y un gran proveedor.